La pasada
jornada del 10 de Febrero, de nuevo la Basílica de Ntra. Sra. de la Merced
Coronada se convirtió una vez más de la mano de Ntra. Hdad. del Transporte, en
antesala a ese tiempo litúrgico donde la penitencia y la conversión se hacen
presentes, como no podía ser de otra forma, con la llegada de una nueva y
bendita Cuaresma.
Tras la misa
de 13.00 h. y ante los pies de Ntra. Amantísima Patrona, todo quedaba dispuesto
para descubrir una preciosa instantánea salida del buen hacer y la
profesionalidad de D. Jesús Manuel Guitarte Montilla; pero antes de ello,
tuvimos todos el placer de disfrutar de unos momentos cargados de emotividad,
recuerdos y sobre todo, de mucho amor a la que es Madre de Dios de la
Misericordia y Ntra. Reina del Transporte. Y es que para este año, la Junta de
Gobierno tuvo a bien que nuestro hermano D. Carlos Otero fuera la persona encargada
de glosar el cartel de nuestra Hdad; no en vano, en cada alfiler, en cada
blonda o en cada lágrima de la Señora, quedarían prendidas infinidad de
plegarias de tantas noches de silencio que Carlos pasó frente a su moreno y
sonrosado rostro, como él bien describe, mientras se encargaba de embellecerla
aún más si cabe. Los piropos dedicados a Ella, fueron capaces de calar en el
corazón de quienes conocemos ese cariño especial que "tío Carlos"
tiene a la Virgen, piropos y requiebros que a buen seguro quedaron como ofrenda
ante las plantas del que lleva entre sus manos atadas el Consuelo de los
hombres.
Pero no todo
quedó ahí, el acto estuvo magistralmente amenizado por la exquisitez y la
solemnidad del Coro de Capilla San Pedro Nolasco, dirigido por D. José Carlos
Gutiérrez Romero, mayordomo de nuestra hermandad, que como siempre, y como si
de una conjunción celestial se tratase, supieron llevarnos con cada nota y cada
acorde a una nueva tarde de Domingo de Ramos.
Y llegó,
como cabe esperar, el momento de descubrir la magnífica fotografía. El perfil
de la Madre se derramó en décimas de segundo sobre cada rincón del templo
Basilical que quedó embriagado de la dulzura de su mirada, y es que la cara más
guapa que parió el Cielo cautivó, como no podía ser de otra forma, a cuantos
tuvieron la oportunidad de estar presentes en el entrañable acto. Y como así
son las cosas de Dios, los clavos del Stmo. Cristo de la Buena Muerte
recibieron ese beso de clavo y canela de la que lo tuvo acogido en su
Inmaculado seno, y que lleva en la Dulzura de su nombre la Misericordia Divina.
Señalar también, que la presentación de
dicho cartel contó con el patrocinio de Grupo Estévez y Eurotaller Félix
Moreno, colaboración que agradecemos también desde estas líneas, como no podía
ser de otra forma.